CONOCE LAS FIESTAS
Las Fiestas de San Marcos de Beas de Segura
Son un festejo taurino de carácter popular, en la modalidad de toro ensogado, que se viene celebrando en esta localidad desde tiempo inmemorial. Tienen lugar entre los días 22 y 25 de abril y su principal atractivo es la suelta de casi un centenar reses bravas ensogadas
La referencia más antigua sobre las Fiestas de San Marcos aparece en la “Historia y Relación de la Villa de Beas” hecha en el año 1.575 por orden de Felipe II (Relaciones Topográficas de los Pueblos de España). En su Capítulo 52 (“Fiestas y votos populares”) se dice: …Ansí mismo hay voto en esta villa, día de señor San Marcos, que no se matan ningunas carnes ni se pesan, ni abren las carnecerías de esta villa. Lo cual se prometió en voto en años pasados, por grandes infortunios e plagas de la langosta. No se sabe el tiempo que ha que se prometió e votó, mas que de tiempo inmemorial a esta parte se tiene y guarda.
El voto guarda una relación directa con el realizado por el mismo motivo en la cercana ciudad de Baeza en 1.449, consistente, según el cronista Ximena Jurado, en la donación anual de un toro por reverencia al Santo que después de acompañarlo en la procesión tenía que ser rifado, subastado o vendido y el dinero repartido entre los pobres. El cese de la plaga hizo que el voto colectivo se extendiera por localidades próximas y que con el paso del tiempo la costumbre de llevar un toro ensogado en la procesión se sustituyera por correr varias reses ensogadas antes o después de la misma.
Según José Mª de Cossío, esta celebración de San Marcos con toros ensogados es la más antigua que se conoce, pero la más documentada es el “Rito del Toro de San Marcos”. Consistía en que la víspera de la festividad los miembros de la cofradía de San Marcos iban al campo, elegían un toro de los más fieros que hubiese en la vacada y lo llamaban con el nombre del santo (Marco, amigo, ven conmigo que de parte de San Marcos te llamo para su fiesta); después, completamente manso, el toro era llevado hasta la población e introducido en la iglesia donde las mujeres lo adornaban con guirnaldas de flores y roscas de pan en los cuernos. Al día siguiente, sin haber perdido su mansedumbre, asistía a la misa, acompañaba al santo en la procesión y, finalizadas las ceremonias religiosas, era devuelto al campo donde recuperaba su fiereza y bravura.
Según se desprende de algunas de sus descripciones, tuvo su inicio en la localidad de Las Brozas (Cáceres) y entre los siglos XV y XVIII se extendió por gran parte la península, especialmente Extremadura y Andalucía, actuando como agentes propagadores la Orden Franciscana y las órdenes militares de Santiago y Alcántara con el continuo desplazamiento de sus miembros entre sus posesiones (la de Santiago tenía tierras en Extremadura, la zona oriental de Castilla-La Mancha y la Sierra de Segura) y conventos (los franciscanos tenían más que ninguna otra orden), posibilitando con ello la difusión de noticias relacionadas con la milagrosa intervención del santo y haciendo que nuevas poblaciones adoptaran el culto a San Marcos con el mismo ritual (Rodríguez Becerra, 1998). Esto fue lo que pudo ocurrir en el caso de Beas de Segura, pues desde 1239 pertenecía a la Orden de Santiago, en 1575 ya tenía dos conventos franciscanos (uno de frailes y otro de monjas), en la zona abundaba el ganado vacuno y desde tiempo atrás había una fuerte devoción por San Marcos, por lo que no debió ser muy problemática la sustitución del primitivo voto de villa por las carreras de reses bravas ensogadas.
Desde sus inicios, el “Toro de San Marcos” fue objeto de polémica sobre si el amansamiento del toro era milagro del santo, obra del diablo o fruto de la intervención humana con acciones como la de emborracharlo antes de la ceremonia. Las autoridades eclesiásticas lo condenaron por considerar un sacrilegio la identificación del toro con el santo, por su participación en las ceremonias religiosas dentro de un lugar sagrado y por los actos irreverentes que en ocasiones realizaba el público presente en los actos religiosos, por lo que presionaban a las autoridades civiles para que prohibieran su realización. Esto, unido a los desórdenes y accidentes provocados por los toros en no pocas ocasiones, llevó a que en 1753 fuese prohibido por Fernando VI. A partir de entonces, la costumbre de llevar el toro en la procesión de San Marcos fue decayendo progresivamente hasta desaparecer a comienzos del siglo XX y aunque la festividad de San Marcos se sigue celebrando en muchos lugares solamente se hace corriendo reses vacunas ensogadas en Ohanes (Almería), Beas de Segura y Arroyo del Ojanco, (pedanía de Beas hasta 2001) en Jaén, donde el “Rito del Toro de San Marcos” pudo conservarse gracias al aislamiento propiciado por su carácter montañoso, la lejanía y malas comunicaciones con los centros de poder y el poco interés de las autoridades en aplicar la prohibición y evitar con ello el enfrentamiento con una población en la que San Marcos y los toros ensogados estaban fuertemente arraigados.
Prueba de ello es que los “toros de San Marcos” de Beas de Segura poseen rasgos que tienen cierta similitud con el rito del “Toro de San Marcos”: las reses son traídas a la población en la tarde del día 24 de abril, víspera de la festividad de San Marcos; hasta fechas muy recientes llegaban andando desde cortijos diseminados por el municipio; antes de la función religiosa son inmovilizadas cogiéndolas por los cuernos para adornarlas con vistosos aparejos y frontiles bordados y sonoros collares de campanillas y cascabeles; y por último, el no sacrificio de los animales una vez finalizado el festejo y su regreso al campo.
La falta de documentación no permite conocer con exactitud cuándo se produjo la sustitución del primitivo voto de villa por el correr de reses bravas ensogadas por las calles, pero la tradición oral lo relaciona con la llegada a Beas de Santa Teresa de Jesús en 1575 para fundar el Convento de San José del Salvador (primera fundación carmelitana en Andalucía). Dice la leyenda que para la finalización de las obras del convento el vecindario prestó su ayuda transportando los materiales en carretas tiradas por los toros y vacas que usaban en las faenas agrícolas a pesar de que una terrible epidemia les causaba una gran mortandad. A partir de entonces la epidemia empezó a remitir y como finalizara el 25 de abril, los vecinos lo achacaron a una milagrosa intervención de San Marcos como recompensa por la ayuda prestada a las monjas y para agradecérselo celebraron una función religiosa y corrieron por las calles algunas reses adornadas con collares de campanillas y aparejos y frontiles bordados con hilos de colores.
Juan Fco. Heredia Castaño
La hermandad de San Marcos
La hermandad de San Marcos es la entidad que históricamente se ha encargado de la organización de las Fiestas de San Marcos.
Aunque no hay referencias documentales que acrediten la fecha de su fundación, sabemos que tenía un carácter benéfico como acredita el cartel anunciador de un festival organizado en 1926 a beneficio de los pobres con motivo de la Festividad de San Marcos Evangelista
Toda la responsabilidad legal recaía en la persona del Presidente, quien desde 1963 solicitaba al Gobernador Civil las pertinentes autorizaciones. Por este motivo y ante el crecimiento de San Marcos en todos sus aspectos (duración, reses, público, actividades, coste económico), en 1984 se constituyó legalmente como asociación y, como tal, asumiendo todas las responsabilidades legales derivadas de los festejos; unas responsabilidades cada vez mayores por la creciente complejidad de los mismos, hasta q ue en 1995 fueron asumidas por el Ayuntamiento, estableciéndose desde entonces una estrecha coordinación entre ambas entidades a través del Patronato Municipal de San Marcos.
RESES DEL PUEBLO
El origen de esta práctica es tan antiguo como los propios festejos taurinos de San Marcos; unos festejos estrechamente relacionados con el extinguido Rito del Toro de San Marcos y la ancestral costumbre de correr toros ensogados que aún se conserva en muchos lugares de España.
Las reses ensogadas son el principal atractivo de las Fiestas de San Marcos de Beas de Segura, siendo algo más de un centenar las que con diferentes sexos, edades y procedencias se corren por las calles.
Hasta mediados del siglo XX las reses corridas eran las mismas que se utilizaban en el laboreo de los campos; reses bravas o cruzadas que los vecinos de Beas domaban con habilidad y paciencia en un largo proceso que acababa estableciendo un estrecho vínculo entre ellos y sus animales. Un vínculo que trascendía el ámbito laboral, pues muchos de estos animales llegaban a ser considerados un miembro más de la familia, ya que no solo proporcionaban la fuerza de trabajo para subsistir, sino que también eran un motivo de orgullo y distinción social cuando eran seleccionadas para correr en San Marcos. Motivos estos que unidos al primitivo voto de “… no matar carnes…” explican el hecho de que las reses fuesen devueltas al campo al finalizar el festejo.
El Domingo de Resurrección era costumbre que las cuadrillas de jóvenes visitaran las aldeas y cortijos del municipio para probar la bravura de las reses y, si el dueño no tenía inconveniente, apalabrarlas para ser corridas en las fiestas.
Llegado San Marcos, los animales eran uncidos al ubio formando parejas y lentamente recorrían los caminos hasta el pueblo donde la gente esperaba con ansiedad verlos llegar sumisos a la voz de sus gañanes. Una vez en el pueblo las yuntas eran desuncidas, quedando las reses atadas por los cuernos con una soga que servía para guiar las carreras y evitar posibles cogidas. A partir de ese momento las carreras se sucedían durante la tarde del 24 y todo el 25 de abril, corriendo unas reses mientras otras descansaban en sus cuadras y, cuando fiesta tocaba a su fin, se les quitaban los collares, aparejos y frontiles con que habían sido adornadas y eran conducidas a las afueras del pueblo donde se les daba suelta para que guiadas por su instinto regresaran a sus cortijos y tras unos días de descanso volvieran al trabajo.
A mediados del pasado siglo la mecanización de las faenas agrícolas hizo que el ganado de labor criado por los vecinos empezase a desaparecer, obligando a sustituirlo en las Fiestas de San Marcos por ganado bravo de lidia, pero la costumbre de conservar algunos animales de los más bravos de un año para otro y domarlos a la antigua usanza continuó hasta 1993, fecha en la que una disposición legal imponía el sacrificio obligatorio de todas las reses participantes en los festejos taurinos y provocó que los animales criados por los vecinos dejaran de utilizarse y solamente se corrieran reses procedentes de ganaderías de lidia. No obstante, un reducido grupo de vecinos mantuvo la crianza y doma de reses bravas con la esperanza de que un cambio legislativo permitiera volver a usarlas y las eximiera del sacrificio.
Y este cambio llegó en noviembre de 2019, cuando tras un largo proceso reivindicativo por parte de la Hermandad de San Marcos y el Ayuntamiento de Beas de Segura, con el respaldo y colaboración de los vecinos, la Junta de Andalucía modificó el Reglamento de Festejos Taurinos Populares para que en Beas de Segura vuelvan a correr las llamadas “Reses del Pueblo”, estando exentas de sacrificio y que se pueden conservar de un año para otro, permitiendo con ello la recuperación de una práctica ancestral: la crianza y doma de reses bravas, esencia y razón de ser de las Fiestas de San Marcos. Una vieja costumbre que, profundamente arraigada en la conciencia colectiva de Beas de Segura, hace que las Fiestas de San Marcos sean únicas entre los festejos taurinos con reses ensogadas.
Juan Fco. Heredia Castaño
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